INVISIBLES

En Sudamérica, a 186 kilómetros al norte de Antofagasta, en el norte desértico de Chile se encuentra el embalse o tranque Sloman, patrimonio industrial nacional. Este es uno de los tantos símbolos de la epopeya salitrera en ese país ocurrida a fones del siglo XIX y primeros 20 años del siglo XX. Fue una represa hidroeléctrica construida en 1905 por Henry B. Sloman (alemán) para dotar de energía eléctrica a las oficinas salitreras Buena Esperanza, Rica Aventura, Prosperidad, Grutas y Empresa, todas de su propiedad. Hoy, este patrimonio industrial se encuentra en estado de abandono, es blanco de saqueos y rayados.
El Tranque Sloman es una obra osada y desafiante: creó en el desierto más seco del mundo un pequeño lago artificial, generando un contraste con los cerros y el río contenido, siendo reflejo del cielo en un pequeño punto en la cuenca salobre del Río Loa, el más largo de Chile.
Un grupo de artistas visuales de la región de Antofagasta realizaron exploraciones estéticas desde el2015 hasta el 2019. Así llegaron a una propuesta creativa que intentó revelar aquellos otros aspectos que la investigación y motivación dispusieron como ingredientes de un experimento tan incierto como estimulante. Siempre se supo que debía ser una propuesta con varios integrantes. Convocaron a un grupo heterogéneo de artistas. Siete artistas fueron los que eligieron estar durante algunos meses analizando y desentramando la imbricada información que el hito industrial Sloman presentaba. No estuvieron solos en este camino, pues las pilas de datos eran enormes y las calificaciones individuales quedaban cortas para darle la claridad metodológica y contextual más idónea. Aquí se propuso una curatoria grupo, respetando los elementos espaciales, los materiales e inmateriales, con acciones de observación que minimizan el impacto y que trascenderán en la obra final expuesta y compartida.
Yo fui una de las artistas que participó en este proyecto, con mi instalación “Invisibles”.
En los márgenes del territorio haciéndose cuerpo a través del despunte esta la presencia femenina en Sloman y en las salitreras en general, cuya memoria es ausente o fragmentada. Al interior de estos márgenes, simulando el espacio escondido o de lo privado, está la mujer. En la pampa las mujeres, además de realizar la tarea del hogar y crianza, son parteras, cantineras, tejen las fajas y las polainas para la calichera, remiendan pantalones de los trabajadores, preparaban coronas papel y de Latón para los entierros pampinos. Acompañan al marido a la calichera y sacan con su mano el material, así como existieron las que vendieron su más definitiva identidad femenina a través del material flujo lácteo, al ser nodrizas. Sin embargo, no hay registros de ellas, ni siquiera contables, ya que por todas esas labores no se les pagaba. Dentro de la lógica capitalista al no existir un flujo de dineros, conlleva a la inexistencia de eso que no se pudo transar.
Las mujeres en el tranque Sloman, como en gran parte de la historia universal, es invisible. Y este es el input de mi instalación: Tres elementos constituyen los materiales de la obra: lo alemán representado en el esquema de la Fachwerkhauser (típica casa alemana) delineado en el suelo con salitre. Lo femenino, telas de sacos de caliche con forma de vestidos bordados con le topografía de Sloman cuelgan como almas y el territorio: el desierto de Atacama.